¡Tú!, corazón que cuando ves tus alas desaparecer,
también sufres.
Y que sentir la soledad,
te aterra.
Comprende, Comprende,
a una Doncella.
Y Vuelve a entrar a mi pecho,
cálido, y sin frialdad alguna.
Itenta ayudar en mi vida,
y no,
a autodestruirme.